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Diario Reflexivo

CU-CÚ, TRAS-TRAS

CU-CÚ, TRAS-TRAS

La cara del niño refleja alegría, la alegría que siente cuando vuelve a ver a su madre o a esa otra figura con la que está estableciendo sus lazos de apego.

El apego, esa conducta tan necesaria para la supervivencia, y que sirve para establecer un vínculo muy fuerte entre el niño y su cuidador, cuidador que suele ser en la mayoría de los casos la madre. Por medio del apego el niño irá adquiriendo seguridad para conocer, explorar y dominar su entorno más próximo.

 

CU-CÚ TRAS-TRAS

 

¿Cuántas madres, a lo largo de la historia, habrán jugado a este juego con sus hijos sin saber siquiera lo que era la permanencia, ni lo que era el objeto y mucho menos la permanencia del objeto?

Sin saberlo han contribuido al desarrollo de sus hijos, pero de una forma innata, simplemente repitiendo los juegos  que han visto hacer a sus madres o abuelas.

Su origen quizás sea la permanencia de la madre, ya que cuando hablamos de la permanencia del objeto, entendemos por objeto cualquier cosa que no sea el propio sujeto.

Me imagino que este juego tendrá un origen ancestral y que como casi todo en esta vida estaría motivado por la necesidad.

Necesidad de comer, necesidad de cazar, pero, ¿como se puede salir a cazar llevando un bebé atado a la espalda?

Dicen que la necesidad es la madre de la ciencia y  supongo que ante la necesidad de salir: a cazar, a buscar hierbas, a recoger agua,… idearían este juego con el cual los bebés se fuesen habituando a sus salidas, se  quedasen  solos en un lugar cálido y seguro y esperasen ver de nuevo esa figura que jugando, jugando, se esconde detrás de las pieles, sale de “casa” y tarda en volver más de lo esperado, pero al final vuelve.

Seguramente nuestras antepasadas no se plantearían las cuestiones que nos planteamos nosotros, pero sin saberlo estaban relacionando la permanencia del objeto con el apego y estableciendo los lazos fuertes y emocionales del apego tan necesarios para la supervivencia, que además son duraderos y muestran bastante estabilidad a lo largo de la vida de una persona.

1 comentario

mariluisa -

Bravo Loli.
Es verdad que nuestros antepasados sobrevivían en el aspecto material, pero también establecian lazos emocionalmente fuertes de apego que les permitían tener una vida repleta de afecto y con sentido.El apego a los seres queridos ha sido y es el motor de la Humanidad. Realmente la necesidad más grande que tiene el ser humano es la de amar y ser amado.

En el caso del niño su necesidad de apego es tan grande que sin ella no sobreviviría.

Tú, Loli, que eres Profesora de Educación Infantil,
comprobarás todos los días cómo el apego que tienen hacia su "Seño" esos maravillosos niños les van ayudando en el camino de su aprendizaje y de su desarrollo personal.
Saludos afectuosos.
Mariluisa.